sábado, 3 de octubre de 2015

Siendo tres...


Se dijo que a la tercera sería la vencida.

Pero, no habiendo dos sin tres, era previsible lo que podía pasar.

Siempre fui de los que creían más en la ilusión de los tres Reyes Magos que en la moraleja de los tres cerditos.

Aunque, es cierto que siempre he estado buscándole tres pies al gato. Y ningún banco de tres patas me era suficiente.

Conseguí unirme a los tres mosqueteros e hicimos de trío calavera, hasta que de tanto triscar acabamos pareciendo tres tristes tigres.
Así que tras mucho terciar, encontré mi media naranja. Pero sólo le permití que tomara un tercio.


Y ya en barrena, me la jugué encendiendo el tercer cigarro con la misma cerilla.


Al final llegó el tercer grado.

Mi ilusión de formar un trío quedó zanjada con un lacónico: "tres son multitud".

Y siendo el tercero en discordia, acabé tres veces más sólo.


Ahora, tras treinta años y un día, he encontrado la paz. Por fín precibo el mundo en equilibrio, desde mi tercer ojo.

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